Visitando a una parte de nosotras
Acabamos de llegar de la casa de la familia de
Carolina. Ha sido una tardecita muy agradable. Llegar hasta allí no fue muy
fácil, un camino medio larguito en carro y luego un ratito andando, bajar más
fácil, subir… Nos ha acogido toda la familia, nos han mostrado la casa, nos han
hecho un juguito especial de guayaba, tomamos mazamorra, un tazón inmenso con
panelita, hemos bailado y cantado, disfrutamos del humor de la abuelita tan
alegre y moderna. Las niñas de la casa no paraban de correr, dar saltos y animar
el ambiente. Conocimos el perrito de Carolina, el gallo de la familia y la
familia pato.
De esa visita lo más bonito es poder conocer más a
nuestras hermanas por las historias que cuentan de sus primeros años y en este
aspecto la abuelita se lució contando anécdotas de Carolina cuando era niña.
Al despedirnos, nos acompañaron hasta donde estaba
el carro y mientras hicimos un reportaje fotográfico y disfrutamos de reconocer
con la puesta del sol que nos acompañó durante todo el camino, Manizales es una
fábrica de atardeceres. Y que hay colores, olores, sabores que siempre nos
llenarán de vida.
Gracias familia, por hacernos sentir tan bien.
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