De festival
Ha sido un día de Dios. Un día para el barrio, para la gente. La música, los bailes, el bazar, las rifas, la buena conversación y los chistes hacían que todo resultará especialmente bonito.
Destacamos de este espacio, el trabajo de la gente, la generosidad de las familias que trajeron toda la comida y luego la compraron ellos mismos.
Es difícil describir los olores y las risas. Sólo podemos decir que era un privilegio poder percibirlos. Gracias Dios por todo lo bueno, noble y profundo que se cruza con nosotras.
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